“No dejes para mañana lo que puedas hacer hoy”  

Refranero Español

Cuantas veces nos hemos dicho “El lunes empiezo el gimnasio”, y ha llegado ese lunes y nos volvemos a decir “Bueno mejor no, la próxima semana”, o típico de los estudiantes, “Mañana empiezo el trabajo si todavía tengo tiempo” y ¿ese mañana nunca llega porque al final lo terminan haciendo el día de antes?

¿Por qué tendemos a postergar tareas que nos resultan molestas, ingratas o aburridas?

¿QUÉ ES LA PROCASTINACIÓN?

Se define como la acción o hábito de postergar actividades o situaciones que deben atenderse, sustituyéndolas por otras situaciones más irrelevantes o agradables, y que interfiere de forma significativa en tu vida y afecta a tu bienestar emocional, en tu ámbito personal, laboral o social.

Todos tenemos la tendencia a eludir alguna situación o tarea al percibirla como desagradable por algún motivo: requiere de nuestra energía o fuerza física, nos genera un gran malestar por el esfuerzo intelectual o emocional que demanda o requiere un grado de atención y concentración que valoramos como excesivo.

Esto comienza a ser un problema cuando se convierte en un acto frecuente y que se extiende en el tiempo. Cuando se utiliza como afrontamiento contra las responsabilidades, metas y se convierte en algo crónico causando consecuencias en nosotros, afectando a como nos sentimos, generando ansiedad, malestar, dañando nuestra autoestima e interfiriendo en nuestra vida.

Consecuencias de la procastinación

El postergar las tareas una y otra vez genera sentimientos de culpabilidad por no poder enfrentarnos de una vez por todas a lo que tenemos pendiente, y seguramente nos invada un pensamiento repetitivo del modo “Debería de…” que nos sumerge en un círculo de autocríticas del que puede resultarnos difícil salir.

Puede generar estrés y ansiedad porque estamos en continua tensión, ya que necesitamos terminar nuestras tareas pendientes, y al no finalizarlas se van acumulando; lo que también genera frustración debido a la acumulación de tareas.

no-dejes-para-manana-560x252¿Por qué postergamos?

  • Primero de todo porque nos produce alivio a corto plazo, es decir, saber que podemos llevar a cabo la tarea mañana, nos produce una sensación de bienestar al no tener que esforzarnos y gastar energía en realizarla ahora. Huir de las sensaciones negativas es una respuesta natural del ser humano, y buscamos cualquier excusa u otra tarea más gratificante para no enfrentarnos a la que deberíamos realizar. Cuando evitamos, sustituyendo por una actividad más agradable descargamos una pequeña dosis de dopamina, relacionada con la sensación de gratificación que podría ser la causante de la procrastinación y su mantenimiento. A pesar de los efectos negativos de posponer alguna actividad importante, gana el alivio momentáneo que se siente al evitarlo y ese pequeño placer a corto plazo que sentimos con la tarea elegida en sustitución.
  • El perfeccionismo también nos lleva a posponer las cosas, quienes la buscan suele enfocarse en lo que le falta, en lugar de en los recursos de que dispone. Se exigen niveles de rendimiento irreales para continuar sin dar ese paso del que hablábamos antes. Esto a su vez genera un sentimiento de culpa por no poder cumplir con sus propias directrices tiránicas. Así, se ven atrapados en un círculo de demandas y auto-exigencias ya que siempre encontrarán formas de mantenerse en el mismo punto respecto a la acción.
  • El propio miedo al fracaso nos impulsa a aplazar constantemente, “Si lo hago mal, es peor que si no lo hago” o “para no hacerlo bien, mejor no lo hago”, estos pensamientos se arraigan en la mente del procastinador, y por no enfrentarse a ese miedo terminan posponiendo las diversas tareas.
  • Mala administración del tiempo, aquí el procastinador no rehúye de la tarea en sí, pero digamos que la deja como “para última hora”, y el resultado suele coincidir con un “tarde, mal y arrastras”.
  • Las características de las tareas que tenemos que hacer, cuanto menos nos guste la tarea, menos probabilidad tendremos de hacerla. Cuanto más lejos percibamos las consecuencias de hacerla o no hacerla, más probable es que “caigamos en la tentación” y tendamos a realizar aquello que nos aporta un placer más inmediato. Esto pasa con el tabaco, donde no vemos consecuencias negativas de forma inmediata.
  • Tener una baja autoestima y baja autoeficacia percibida es otro de los pilares de la procastinación. Esta sensación va ligada al miedo al fracaso y en sí a la perfección, puesto que al tener una baja confianza en sus capacidades no se ven aptos para llevar a cabo la tarea encomendada.

¿Qué hacer para no caer en la procastinación?

  • Mejorar nuestra autoestima y autoconcepto nos ayudará a percibir más autocontrol sobre nuestra vida, o lo que es lo mismo, confiar en que podemos hacer aquello que nos propongamos.
  • Perdonarnos y aceptarnos por ser procastinadores, para dejar de rumiar y luchar contra la culpa y centrar nuestra atención en la búsqueda activa de soluciones.
  • Elimina distracciones, aprovecha el tiempo de ser productivo, borrando cualquier distracción suculenta que se presente alternativa a la tarea que debemos realizar.
  • Prémiate, también tenemos derecho a que si acabamos con una tarea, la cual aplazábamos hasta el infinito, darnos un caprichito por lo bien que lo hemos hecho (dar un paseo, ir al cine…). Una tarea gratificante es una distracción si sustituye a la tarea importante, pero puede ser una recompensa si va después.
  • Dividir las tareas complejas en otras más sencillas, con esto se logra que no veamos la tarea como un muro impenetrable, sino más bien percibirla como una escalera y que para finalizarla por completo deberás ir subiendo peldaño a peldaño.
  • Organízate, configura un horario para saber cuándo puedes realizar la tarea, y analizar que tarea es prioritaria y cual no.

¿Qué tal si lo ponemos en práctica?, revisad si tenéis tareas, objetivos o metas pendientes y ponedlas fin, Séneca decía “No llega antes quien más corre, sino quien sabe a dónde va, y quien conoce los obstáculos de su camino y como resolverlos”.