Cuando se termina una relación donde se ha puesto mucho – expectativas, esfuerzos, ilusiones – nos quedamos con la sensación de que nunca más vamos a encontrar otra igual. Que ya no seremos capaces de amar, que hay cosas que ya no van a ser las mismas… y puede ser que sí.

Cada vez que se termina una relación, se muere una ilusión y un poco de esperanza. A veces se entra en procesos depresivos y obsesivos, de la fantasía de que era nuestra mitad, de que era esa persona y ninguna más.

¡No hay evolución sin dolor! Muchos de vosotras(os) estaréis pensando que si es así, estáis más allá de la evolución con todas las hostias que os habéis llevado, jeje… pues así es la vida… la angustia de la soledad nos hace temer no volver a encontrar pareja, y esa misma angustia es la que nos hace tener miedo a no superar una ruptura más. Mucha gente se pregunta, ¿y cuántas más voy aguantar? ¿Y si ya no me quedan fuerzas y agoté la capacidad de enamorarme?

En procesos de duelo es importante estar acompañados(as) por profesionales que nos ayudarán a alumbrar el camino y recuperar la esperanza de bienestar. ¡No hay que tener miedo a pedir ayuda!