1. Creer que la pareja tiene que saber lo que quieres y necesitas en cada momento.

Las bolas de cristal existen pero ¡no tienen poderes! Nadie tiene la capacidad de adivinar nuestros pensamientos y, no hacerlo no es sinónimo de nada. Las personas pueden ser más o menos empáticas pero eso no significa que lean deseos.

Es necesario transmitir a la pareja nuestras necesidades, verbalizarlas de forma clara, sin trucos.

2. Creer que hay que contarlo todo.

En la vida no hay que contarlo todo, es importante saber el porqué de determinada información. ¿De qué sirve a mi pareja saber cuántas parejas/relaciones esporádicas tuve? ¿De qué sirve a mi pareja saber que fantaseo con mi compañero de trabajo?

Hay cuestiones que no aportan nada al crecimiento de la relación y lo único que van a traer es ruido, duda e inseguridad. Antes de contar nada pregúntate para qué lo estás haciendo.

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3. Creer que todos los problemas se resuelven con sexo.

Pensar que todo se resuelve con sexo es como decir que mejor dejar pasar el tema, que el tiempo lo resolverá.

Los problemas que no se hablan solo tienen una tendencia ¡a empeorar!!! Por más difícil que nos parezca, por más miedo que nos de que nuestra pareja se enfade es importante afrontar el tema a corto plazo para una vida más tranquila a largo plazo.

4. Caer en la rutina.

La mayor trampa de las parejas y la más frecuente. La rutina surge de la creencia que la pareja está asegurada y que ya no es necesario mucho más para mantenerla. Aquí empiezan las trabas, la pereza para salir, para hacer cosas diferentes y sin querer, ya no saben que hacer uno con el otro y hasta se aburren. Surgen las dudas, el desamor y las quejas.

La durabilidad de las relaciones también implica creatividad, entusiasmo, cosas nuevas que descubrir. ¡Estar en pareja jamás es parar!

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5. Creer que la familia no importa!

Todos venimos con una mochila y nuestra familia de origen es parte de ella, y también es parte de lo que somos. Negar esta realidad es querer vivir en una inocencia peligrosa que nos puede llevar a conflictos varios, intra e inter psiquicos.

A la hora de formar nuestra propia familia no nos podemos olvidar de donde venimos y de donde viene nuestra pareja para no perder de vista la generosidad, característica fundamental en cualquier relación.