Stephen Hawking es uno de los hombres más admirados de nuestro tiempo, no solo por tener una de las mentes más brillantes, sino porque es un ejemplo de superación y vida.

En su primer año en Cambridge, el joven Hawking, de apenas 21 años, comenzó a sentir los síntomas de una enfermedad llamada Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA), la cual le cambiaría la vida para siempre.  Los médicos estimaron que viviría como máximo dos años y medio más, pero Hawking superó las expectativas y pasó a convertirse en una de las personalidades más importantes de la ciencia.

Pese a su condición física, Hawking ha dado cientos de discursos en todo el mundo. Su sabiduría se ha compartido en millones de documentos y libros que han servido para muchas investigaciones nuevas. No obstante, más allá de saber sobre el funcionamiento del universo, él conoce sobre la vida y las etapas más difíciles que puede experimentar un ser humano.

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En una charla que llevó a cabo en el Instituto Real de Londres el mes de enero, Hawking comparó los agujeros negros con la depresión, dejando claro que de ninguno es imposible escapar.

“El mensaje de esta ponencia es que los agujeros negros no son tan negros como se pintan. No son las prisiones eternas que una vez se creía que eran. Las cosas logran escapar de los agujeros negros posiblemente hacia otro universo. Por eso, si se siente dentro de un agujero negro, no se rinda. Hay una salida”

Artículo seleccionado de la publicación Mejor con Salud, el artículo completo en este enlace.