Miedo a circular por autopista o por cualquier espacio en el que resulte complicado parar, a coger una curva, a adelantar… El miedo a conducir es más frecuente de lo que creemos. En griego, Amaxos significa carruaje, y Phóbos temor. La amaxofobia puede presentarse en diferentes grados: desde un temor relativo o relacionado con circunstancias de tráfico concretas, hasta un miedo paralizante que incapacita para conducir un vehículo.
Las personas que tienen este miedo evitan coger un coche porque les preocupa perder el control, marearse, desmayarse, tener un ataque de pánico, sufrir un accidente o provocarlo. En estos casos al volante se siente angustia ante una situación que se interpreta como insuperable y peligrosa; junto con manifestaciones físicas como sudoración, taquicardia, hiperventilación, temblores, vértigo, cefaleas, dolor estomacal, sensación de desmayo…
La amaxofobia se manifiesta en diferentes condiciones para cada persona, siendo las más comunes:
· Incorporarse y circular en vías rápidas, en las que aumenta la percepción de peligro de manera significativa.
· Provocar la detención de otros vehículos para aparcar, o enlentecer la circulación al calarse el coche, sintiendo que se estorba al resto de conductores.
· Rebasar obstáculos o ser adelantado en calles y carreteras estrechas; en las que la falta de espacio produce la idea de que no hay salida ante la supuesta pérdida de control.
· Atravesar túneles (sensación de agobio ante la idea de no encontrar la salida) o puentes (temor ante la posibilidad de caer al vacío en una hipotética pérdida de control).
· Circular a velocidad de carretera; en paralelo a un autobús; cerca de motos o bicicletas; con tráfico denso; con lluvia, niebla, de noche…
Los últimos datos sobre la incidencia de la amaxofobia en la población los puedes encontrar en este artículo de El Correo de Andalucía:
Según una encuesta realizada por Wazypark, la primera app de crowdparking en el mundo, 2 de cada 10 conductores asegura tener miedo a conducir, o lo que es lo mismo, sufren amaxofobia.
Para llegar a esta conclusión, Wazypark ha realizado una encuesta a más de 2.000 usuarios de la aplicación en la que se les preguntaba por sus experiencias en la conducción. “Mientras que un 78% de los encuestados ha afirmado que se siente tranquilo y disfruta conduciendo, hay un 20% que ha asegurado que se pone muy nervioso y se siente intranquilo cuando tiene que hacerse con los mandos del vehículo”, señala Carlos Rodríguez, CEO de Wazypark. En esos casos de pánico, la mitad de los preguntados afirma que acaba poniéndose al volante a pesar de sus miedos si no hay más remedio, pero la otra mitad reconoce que el pánico les sobrepasa y evitan conducir en cualquier situación. Es más, hay un 2,6% que asegura que a pesar de tener el carné de conducir jamás se ha puesto al volante tras aprobar el examen.
El tratamiento psicológico, principalmente cognitivo conductual, integra diversas técnicas y corrientes como estrategias de afrontamiento, abordaje de pensamientos negativos y catastrofistas, autoinstrucciones positivas, visualización y focalización de la atención (Mindfulness) y Terapia de Aceptación y Compromiso; así como una psicoeducación que permite a la persona conocer la naturaleza de su ansiedad y manejarla con el fin de conseguir su autonomía y bienestar tanto al volante como en su vida diaria.
Trackbacks/Pingbacks