Gestionar nuestras emociones es un trabajo sin horario ni vacaciones. La mayoría de las veces creemos que lo podemos hacer sin ayuda de nadie y es ahí cuando solemos equivocarnos. En lo que respeta a la gestión de emociones hay varios tipos de reacciones:
Quitarle hierro.
Cuando la persona intenta minimizar su problema creyendo que así se va a resolver y desaparecer. Normalmente evitan hablar del tema de manera frontal, pudiendo inclusive hablar en código de manera a nunca mencionar verdaderamente el problema ya que eso seria exagerar.
No hablar.
La persona que finge que el tema no existe o que cree que se lo habla va a ser peor. Normalmente no se lo cuenta a nadie a no ser que ya sea inevitable y cuando lo hacen, frecuentemente, es quitándole hierro.
Decir todo lo que le viene a la cabeza.
Esta es la persona que al contrario de la anterior se cree que la mejor manera que gestionar sus emociones es ser sincericidad y que lo mejor es decirlo todo a la cara no importa quien ni como, porque eso es ser muy verdadero. Este tipo de conducta suele estar asociado a personas muy ansiosas con dificultades de relaciones sociales.
También pueden ser personas que nunca se cansan de hablar de sus problemas y que creen que eso las ayudará a solucionar, pero al ser característica de personas obsesivas, el hablar lo único que hace es incrementar la problemática porque no suelen buscar soluciones para sus problemas sino gente que les escuche.
Criticarse.
Personas severas consigo mismas que no se perdonan equivocarse o sentirse mal. Suele derivar de una visión sesgada de uno mismo como persona más capaz, más completa que los demás y, por lo tanto, no debería tener ese tipo de sensaciones, debería ser capaz de superarlas así que identificadas, piensan… al no ser capaces de hacerlo son muy criticas y tajantes, se auto castigan.