La Navidad es el momento del año que más se asocia con emociones y sentimientos positivos, como la alegría, y la ilusión, pero a un gran porcentaje de la población, cuando llega esta época les invade la ansiedad, el estrés, y hasta incluso llegan a deprimirse y desean que pase el tiempo lo más rápido posible. Según explica la doctora Marisa Navarro, autora del libro «La medicina emocional», los factores que más estrés producen en Navidad son las aglomeraciones y colas en los comercios, los preparativos de cenas y viajes, los excesos con los alimentos, así como el incremento de los gastos, a lo que se suma, en muchos hogares, un sentimiento de tristeza por la ausencia de seres queridos e incluso, cierto malestar por la presencia de algunos miembros de la familia en las típicas reuniones de estas fechas.
«Pero como en casi todo, la clave está en el punto de vista que le queramos dar a determinadas circunstancias», admite Marisa Navarro. La Navidad es un momento que impulsa el cambio, por esa «convicción» adquirida de intentar ser mejores personas durante esa época. También porque coincide con el inicio del año, que siempre es una excusa para pensar en propósitos, y en cambios a mejor. Por ello, una óptima manera de aprovechar todo esto y desterrar los pensamientos negativos que puede producir la Navidad, es programarse en positivo y tener el autoconvencimiento de que, sean cuales sean las circunstancias, voy a mentalizarme en intentar disfrutar y ser feliz.
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